El eterno descontento de los residentes de “La Playa” (como se denomina entre los miamenses a Miami Beach); frente al Spring Break, no es ni antiguo ni legendario. Es una construcción producida a partir de los desmanes que se han suscitado en los últimos años, un proceso que parece ir de la mano del flujo de diferentes corrientes sociales y graduales cambios en la sociedad americana: ¿Por qué el caos parece apoderarse de Florida?, en realidad debemos puntualizar antes los conceptos; si hay caos, no es en la extensión del estado que gobierna Ron De Santis (para nada, totalmente lo contrario) el desorden se produce en Miami, y en particular en Miami Beach.
Parece que el Luxury District concentra muchas más posibilidades de adición al desenfreno, tal vez (entre otras razones) por la pretensión exacerbada de arribar a otra vida y a otro status. Turistas, tanto americanos como de diversos lugares del mundo, se quitan T- Shirts, se calzan estrambóticos ropajes y transforman Ocean Drive en una pasarella de egos liberados. ¿Esto está mal? Para nada, a la usanza de las series de los 70, Miami es una suerte de Fantasy Island, donde todo puede ser posible…pero, como bien se dice en este país Freedom is not free (La Libertad no es gratuita).
Cada principio de libertad, se paga con el riesgo de la respuesta, con una oposición a la altura de la pretensión expresada. Esta realidad, naturalmente no afecta únicamente al Spring Break, donde el conglomerado visitante suele ser más interno que internacional (de hecho prevalece fuertemente el turismo desde New York, Atlanta y otros espacios del centro), pero la visión es la misma.
Si no son los turistas latinos o europeos los que buscan vivir la experiencia de La Ciudad del Sol, son los propios americanos. Entonces, volviendo al punto de origen: ¿Cómo no comprender el descontento creciente de los residentes? Una cosa es comprender la naturaleza turística del espacio, otra es aceptar el vandalismo que llega de la mano del libertinaje que, bajo cuerdas y sin miramientos, pretende hacerse pasar por libertad.